En un sistema HVAC industrial, cada componente juega un papel esencial para garantizar la eficiencia y el confort. Sin embargo, uno de los aspectos que más se pasa por alto es la calibración de sensores. Estos pequeños dispositivos son los responsables de medir y regular parámetros clave como la temperatura, la humedad, la presión o el caudal de aire. Si no se calibran adecuadamente, el sistema puede volverse ineficiente, poco fiable y costoso de operar.

¿Qué sensores son críticos en HVAC?

• Sensores de temperatura: Regulan la activación de compresores, ventiladores y resistencias.
• Sensores de humedad: Mantienen el nivel adecuado de humedad relativa para confort y procesos productivos.
• Sensores de presión diferencial: Detectan obstrucciones en filtros o problemas en conductos.
• Sensores de flujo de aire: Controlan el caudal de ventilación en zonas críticas.

¿Qué problemas surgen por una mala calibración?

• Consumo energético elevado: Si un sensor desajustado detecta una temperatura incorrecta, el sistema trabajará más de lo necesario.
• Desconfort térmico: Ambientes demasiado fríos o cálidos afectan el bienestar de los trabajadores.
• Procesos industriales inestables: En sectores como alimentación o farmacéutica, pequeñas variaciones pueden generar mermas o incumplimientos normativos.
• Aumento del mantenimiento correctivo: Un mal control de los parámetros puede dañar componentes como compresores, bombas o ventiladores.

¿Cada cuánto se deben calibrar?

Depende del entorno y del tipo de sensor. Como regla general, se recomienda realizar calibraciones al menos una vez al año, y cada seis meses en sectores críticos.

No basta con instalar sensores de calidad. Su calibración periódica garantiza un funcionamiento eficiente, un mayor ahorro energético y una mejor calidad del aire interior. Es una tarea que debe incluirse dentro del plan integral de mantenimiento HVAC.

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